📚 El culpable no es tu jefe… es la cultura

Alguna vez alguien dijo que la cultura refleja las condiciones y carencias que las organizaciones enfrentan, y cómo esas condiciones terminan por moldear el comportamiento de las personas.

¿Quién lo dijo? Pues nada menos que Marvin Harris, un antropólogo famoso que estudió culturas en la Ivy League (sí, esas unis que vemos en las series gringas).

Harris decía que la cultura no nace de los valores que decimos tener, sino de las condiciones materiales que enfrentamos todos los días.

¿Y cómo aplica esto en las oficinas? Fácil.

Versión oficina:

• Tu cultura no se construye en el mural de misión.
• Se construye en el Slack, en el sistema de nómina, en el tipo de liderazgo… y sí, en si puedes ir al baño sin pedir permiso. 🙄

Si tu equipo está desmotivado, no es porque “les falte actitud”.

Es porque:

• Se premia el control, no la confianza.
• Las decisiones ya vienen tomadas.
• Hablar implica riesgo, así que es mejor callar.
• Y el jefe no puede ser vulnerable, porque el sistema lo castiga

Y eso, según Harris, no es culpa de las personas. Es simplemente una adaptación cultural a un entorno que premia lo que no ayuda a cambiar. Y como todo patrón cultural, se replica en silencio.

🧬 Y entonces… ¿Por qué odiamos a nuestros jefes?

Porque cuando el sistema es jerárquico, rígido y emocionalmente insostenible, el jefe se vuelve el rostro del problema.

Y como diría Harris:

“Las personas no son malas. El sistema las forma así.”

Así que lo que sentimos no es “odio”…

Es frustración acumulada contra:

• La falta de escucha
• Las decisiones unilaterales
• La invisibilización del esfuerzo
• Y una autoridad que no conecta