Saludos Cordiales, 👋
Como sabes, la misión del newsletter es traerte insights prácticos, reales y, sobre todo, con un toque de reflexión para mejorar nuestras relaciones laborales y nuestra forma de trabajar.
Hoy quiero invitarte a pensar en algo tan básico como esencial: la relación con tu jefe.
Un factor que muchas veces pasamos por alto, pero que define nuestras oportunidades de crecimiento dentro de la empresa.
Vayamos por partes,
El famoso “70% de las renuncias son por los jefes” es uno de esos datos dramáticos que se repiten en todos los estudios, conferencias y, claro, en las conversaciones de café entre godinez.
Pero, ¿es realmente todo tan blanco o negro? ¿Realmente todas esas renuncias se deben a un mal jefe o, tal vez, hay algo más profundo? 🤔
La realidad es que, en muchos casos, el mal jefe no es necesariamente el villano de la historia.
No siempre estamos lidiando con un jefe tóxico que disfruta haciendo la vida imposible.
No, a veces no es un mal líder, es simplemente una falta de habilidades sociales y de comunicación.
Las situaciones complejas entre jefe y empleado, en ocasiones, pueden ser el resultado de un malentendido. 🎭
¿Te suena familiar? Te cuento una historia:
Laura y Carlos 🛠️
Laura, gerente de operaciones en una empresa de manufactura, era detallista y orientada a resultados, pero tenía dificultades para comunicar sus expectativas claramente a su equipo.
Un día, presentó a Carlos, su jefe, un plan de optimización para la línea de producción, esperando su apoyo.
Sin embargo, Carlos no vio el valor en la propuesta y la desaprobó.
Laura interpretó esto como una falta de confianza, mientras que Carlos pensaba que Laura no había comprendido bien las prioridades del equipo.
Lo que realmente ocurrió fue un desajuste en las expectativas y una falta de comunicación clara.
Ambos querían lo mismo: mejorar la eficiencia del proceso, pero no estaban en la misma página sobre cómo lograrlo.
El problema no fue que uno de ellos fuera incompetente; simplemente no sabían cómo comunicarse para alinear sus expectativas.
¿Qué hubiera evitado este conflicto?
Lo que Clara y Roberto necesitaban era aprender habilidades interpersonales.
Habilidades que muchos de nosotros no desarrollamos porque nunca se nos enseñó cómo gestionar relaciones de alto rendimiento en el trabajo.
Y esto no solo aplica a los jefes.
Los empleados también deben aprender a comunicarse mejor y a gestionar sus propias emociones en situaciones laborales difíciles.
El liderazgo no se trata solo de delegar, se trata de gestionar personas, construir relaciones y reconocer el valor de los demás. 🌱
Según un estudio de Harvard Business Review, el 80% de los empleados que tienen una buena relación con su jefe destacan que la comunicación clara y frecuente es lo que marca la diferencia.
Si Laura y Carlos te hizo pensar “Esto me suena demasiado familiar”…
Entonces te va a interesar mucho lo que viene.
Hablemos de cómo podemos gestionar nuestra relación con el jefe de forma que no solo evitemos malentendidos, sino que además podamos elevar esa relación a un nivel donde no solo sobrevivimos, sino crecemos.
Aquí entra un concepto clave que se ha popularizado en el mundo corporativo, especialmente en el ámbito de las grandes empresas: “Managing Up”.
Y cuando hablamos de Managing Up, estamos hablando de estrategias para gestionar eficazmente tu relación con tu jefe.
Anticipándote a sus necesidades y estableciendo una comunicación clara. La magia de Managing Up no está en hacerle la vida fácil a tu jefe, sino en crear las condiciones para que ambos trabajen mejor juntos. 🌟
Melody Wilding es la gurú del “Managing Up”.
Que prácticamente se volvió una consultora reconocida por su libro “Managing Up: How to Get What You Need from the People in Charge“.
Ella dice que uno de los errores más grandes que cometemos en nuestras relaciones laborales es no tener conversaciones realmente importantes con nuestros jefes.
En vez de asumir que todo está claro, debemos aprender a gestionar hacia arriba de forma estratégica y proactiva.
Hasta ahora hemos hablado de cómo la comunicación efectiva es la base de cualquier relación laboral exitosa.
Pero ¿cómo gestionar de manera efectiva nuestra relación con el jefe cuando no todos los líderes tienen el mismo estilo de comunicación y enfoque?
Aquí entra el concepto clave de “Managing Up”, que nos da herramientas para adaptarnos a cada tipo de líder.
Como nos explica Melody Wilding en su libro “Managing Up”, las personas tienen diferentes estilos de liderazgo, y esas diferencias influyen directamente en cómo debemos gestionar nuestra relación con ellos.
El truco está en identificar el tipo de líder con el que trabajamos y luego ajustar nuestras estrategias de comunicación para mejorar la colaboración y la productividad.
Según Wilding, los líderes se pueden clasificar en cuatro tipos principales, basados en dos dimensiones clave: dominancia y sociabilidad.
Vamos a ver los cuatro tipos de jefes y cómo puedes gestionarlos para tener relaciones laborales más eficaces y armoniosas.
¿Cómo es?: El Comandante es un líder dominante, muy enfocado en los resultados y las acciones rápidas. Se interesa más por lo que se debe hacer que por cómo se sienten las personas. Es directo, a veces puede parecer rudo o desinteresado emocionalmente, pero no se trata de que no le importe. Simplemente se enfoca en lo que necesita hacerse.
¿Cómo gestionarlo?
Ejemplo de conversación ideal:
Tú: “Jefe, el análisis que realizamos muestra que podemos optimizar el proceso en un 20% y reducir costos de operación en un 10%. Aquí está la proyección de los resultados.”
Jefe: “Perfecto. Adelante con el plan. Asegúrate de que se cumpla en los plazos.”
¿Cómo es?: El Animador es un líder con mucha energía y entusiasmo. Le encanta crear visión y motivar al equipo, pero a veces puede ser poco concreto o cambiar de prioridades constantemente. Es como tener a un cheerleader en el trabajo, ¡pero con un enfoque claro hacia los grandes objetivos!
¿Cómo gestionarlo?
Ejemplo de conversación ideal:
Tú: “Jefe, entiendo que quieres innovar con esta nueva iniciativa. Para no perder el enfoque, propongo que sigamos con este plan por ahora y lo ajustemos según los resultados de la próxima fase.”
Jefe: “¡Me encanta! Sigamos adelante, pero manténme informado si necesitas apoyo.”
¿Cómo es?: El Cuidador es el líder que se preocupa por el bienestar de todos en el equipo. Es muy sociable y le gusta que todos se sientan valorados y escuchados. Aunque muy empático, a veces puede ser indeciso o tener dificultad para tomar decisiones rápidas.
¿Cómo gestionarlo?
Ejemplo de conversación ideal:
Tú: “Jefe, entiendo que te preocupas por la carga del equipo. Estoy tomando las riendas del proyecto y lo llevaré a cabo sin problemas. Te avisaré si necesito apoyo.”
Jefe: “Gracias por tomar la iniciativa. Asegúrate de que el equipo esté bien. Cualquier cosa, me avisas.”
¿Cómo es?:El Controlador es meticuloso, confiable y centrado en los procesos. Le gusta tener todo bajo control y tener cero errores. A veces puede ser tan riguroso que su estilo se siente restrictivo y poco flexible.
¿Cómo gestionarlo?
Ejemplo de conversación ideal:
Tú: “Jefe, propongo un pequeño ajuste en el proceso actual que podría reducir los tiempos de producción en un 5%. Aquí está cómo se alinea con los estándares actuales.”
Jefe: “Me parece bien. Asegúrate de revisar todo antes de implementarlo para evitar errores.”
El dato de que el 70% de las renuncias se deben a problemas con el jefe no es solo una estadística repetida en estudios, es una realidad constante que afecta a miles de colaboradores.
La gestión efectiva de relaciones con el jefe no es solo un tema de productividad, es un pilar fundamental en la construcción de una cultura organizacional sólida.
Un artículo en The Economist lo resumen muy bien el poder de una cultura bien gestionada por los líderes:
Cada vez más gerentes están conscientes de que deben tomar más en serio la cultura. Si deseas que los empleados se comporten de una manera particular, hace falta más que colocar frases en la pared. Hay que vivirla.
Cuando esta relación no está bien gestionada, la desconexión puede llevar rápidamente a problemas más grandes: frustración, estrés y, finalmente, la renuncia.
En empresas de tecnología como Google, Facebook y Microsoft, se ha popularizado un ritual que ha sido clave para mejorar estas relaciones: las reuniones one-on-one.
Estas sesiones periódicas entre líderes y colaboradores no solo garantizan que la comunicación fluya de manera continua, sino que también brindan un espacio seguro para compartir momentos de vulnerabilidad.
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