Saludos Cordiales,
¡Ya arrancamos el segundo semestre del año! 😱 ¿Cómo lo sabemos? Porque ya estamos en esa etapa donde las juntas de “planeación” se convierten en las famosas “juntas de supervivencia”. 😅
Todos estamos buscando cómo terminar el año con algo de dignidad y, si se puede, un par de proyectos que valgan la pena. Pero tranquilo, que no todo está perdido: ¡es hora de repensar estrategias y ponerle turbo a esos proyectos que hace meses dejamos en pausa!
Así que, si ya se te empezaron a juntar los pendientes o ya estás viendo los emails sin abrir, es momento de respirar y ajustar lo que haya que ajustar. Vamos a hacer de este semestre el mejor… ¡y con menos estrés, por favor! 🙏
La búsqueda de talento se complica cada año. Entre la presión por encontrar al candidato ideal y la frustración por no ver resultados a largo plazo, todos estamos en la misma situación. 💥
Recientemente, vi en LinkedIn un montón de posts de candidatos denunciando el famoso ghosteo de entrevistadores. 😅 Esa costumbre de desaparecer después de la entrevista y dejar al candidato esperando una respuesta. ¿Nos suena familiar?
Pero si lo analizamos bien: ¿por qué seguimos con este proceso de entrevistas? Nos exigen encontrar talento que no renuncie, pero pasamos horas y horas entrevistando.
Los datos dicen que un analista de reclutamiento realiza entre 15 y 20 entrevistas a la semana (¡y eso solo en la fase inicial!). Eso es casi 12 horas semanales solo en entrevistas… 🤯
¿Y aún seguimos pensando que este proceso es el más confiable? 🤔
Es hora de preguntarnos: ¿realmente estamos usando las entrevistas como una herramienta eficaz para conseguir el talento perfecto? 💭
Hoy quiero hablar de cómo nuestros sesgos inconscientes podrían estar frenando la diversidad y la innovación dentro de las empresas, sin que lo notemos.
A ver, ¿quién no ha tenido esa experiencia? Entrevistaste a un candidato, te convenció, dijiste “¡Este es el elegido!” y luego, al primer mes, te preguntas: “¿cómo diablos lo contraté?” 🙈 No es que la persona sea mala onda, pero… hay algo que no cuadra.
Tomás Chamorro lo dice de manera directa: las entrevistas no son tan efectivas como creemos. De hecho, una entrevista típica solo mejora tu capacidad para predecir el desempeño en un 4%. 4%… tan bajo que parece que ni las primeras citas tienen tanta fiabilidad. 🧐
Entonces, ¿por qué seguimos con este proceso? 🤔
Los datos nos dicen que las entrevistas no son el mejor filtro, pero ¿por qué seguimos confiando en ellas? Quizá, como reclutadores, nos dejamos llevar por la intuición, ¿no? Esa intuición que creemos nos conecta con el candidato ideal.
Pero, ¿y si nuestra intuición no está tan afinada? Imagina que un líder es elegido por su carisma, por esa chispa que parece encajar con la cultura de la empresa. ¿Está bien basarnos en eso? 🤔
Porque lo cierto es que, muchas veces, los más carismáticos, los que saben vender una visión épica, no son los que realmente rompen en los resultados.
Y sí, ¿cuántos de esos líderes carismáticos, además, son hombres, (btw ese tema lo platicamos en este newsletter)? 🤦♂️
Si lo piensas bien, las entrevistas a veces no son más que una primera cita. ¿Realmente podemos conocer el potencial de alguien en 30 minutos de charla controlada? 🤷♀️
¿Y si nuestra intuición no es tan objetiva como pensamos? Aquí es donde nuestros sesgos inconscientes entran en juego.
Los sesgos inconscientes son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para procesar información rápidamente, pero que pueden llevarnos a tomar decisiones injustas.
En el ámbito del RH, estos sesgos afectan significativamente los procesos de selección.
Según estudios, hasta el 70% de las decisiones de contratación pueden estar influenciadas por estos prejuicios, lo que limita la diversidad y la equidad en las organizaciones.
Elegimos al candidato que nos hace sentir cómodos, el que se parece a nosotros, el que sabe manejar el small talk. ¿Nos suena? Y cuando el nuevo compañero llega y te preguntas: ¿cómo diablos lo contratamos?
Esto es más común de lo que creemos.
Ahora bien, si confiamos tanto en nuestra intuición para elegir candidatos, ¿qué pasa cuando dejamos que las IAs asuman el control de la selección? Hoy en día, las IAs están de moda.
Y no solo para automatizar tareas repetitivas, sino también en el mundo de Recursos Humanos. Las entrevistas de trabajo no son la excepción. Por ejemplo, en el mercado existe un modelo de entrevistas unidireccionales automatizadas. (HireVue)
¿Qué significa esto? En lugar de tener una entrevista en vivo, el candidato graba sus respuestas a una serie de preguntas preestablecidas, sin la presencia de un entrevistador. 🎥💻
¿Qué promete esta modalidad? Reducir tiempos. Porque, imagina que un reclutador tiene 100 candidatos para una vacante.
Si tiene que hablar con cada uno 30 minutos, ¡estaríamos hablando con ellos por más de 50 horas! 😳 Con este formato grabado, el reclutador puede ver las respuestas en su tiempo y comparar a los candidatos de manera más eficiente.
La promesa suena atractiva, ¿verdad?
Pero aquí viene lo interesante… 🧐 ¿Realmente podemos confiar en estas IAs?
La idea de que las IAs pueden hacer todo más rápido y eficiente suena ideal, pero los estudios recientes nos dicen lo contrario.
Las IAs aún no están optimizadas para eliminar los sesgos humanos. 🤯
En un estudio de 2018, Lauren Rhue, profesora de sistemas de información en la Universidad de Maryland, descubrió que ciertos programas de análisis facial interpretan las expresiones de personas no blancas de manera negativa.
Por ejemplo, jugadores negros de la NBA eran etiquetados como más enojados o despectivos, mientras que sus contrapartes blancas eran percibidas de manera distinta. 😔
Entonces, la pregunta sigue siendo: si la IA aprende de los datos sesgados, ¿realmente puede mejorar nuestra capacidad de selección sin amplificar esos mismos sesgos? 🤔
Imagina esto: una empresa global con más de 170,000 empleados y 190 países en su radar, buscando cambiar la manera en que seleccionan talento.
Ese fue el desafío que Unilever asumió desde 2018. Y lo hicieron con algo mucho más allá de las entrevistas tradicionales. 💡
Unilever ha dado un giro importante al introducir gamificación en su proceso de selección.
En lugar de comenzar con una entrevista estándar, los candidatos primero enfrentan juegos móviles diseñados específicamente para medir habilidades como pensamiento lógico, toma de decisiones y hasta su apetito por el riesgo.
Estos no son juegos como los que jugamos en la hora del lunch, sino pruebas serias que ayudan a filtrar a los candidatos desde el principio, evitando que el sesgo de las entrevistas o los CVs tradicionales influyan en el proceso. 🎮
Esto no solo ha permitido a Unilever ahorrar más de 100,000 horas de entrevistas tradicionales, sino que también ha hecho más ágil todo el proceso de selección.
Después de los juegos, la inteligencia artificial entra en acción. Los candidatos pasan por una entrevista virtual, donde una IA analiza tanto las respuestas como el lenguaje corporal y las expresiones faciales.
Lo interesante es que, aunque la IA hace gran parte del trabajo, el reclutador humano es quien toma la decisión final.
Un enfoque que va más allá de las entrevistas tradicionales, haciéndolo más eficiente y, lo más importante, con una misión de hacerlo más justo.
Otro ejemplo de cómo las empresas están rompiendo esquemas y eliminando sesgos es Udemy, esa plataforma de aprendizaje online, que justo está eliminando el requisito de contar con un título universitario y a su vez confiarán más en las habilidades del candidato. 📱💡
Es difícil, por no decir casi imposible, no hacer suposiciones (y que sean sesgadas) sobre el género, la edad, la raza, la apariencia o la clase social de un candidato. 🙄 Todos lo hemos hecho, a veces sin querer, pero el verdadero reto está en identificar esas ideas preconcebidas y empezar a cuestionarlas.
Las IAs todavía no están 100% optimizadas, pero tienen una ventaja clave sobre nosotros. A diferencia de los humanos, las máquinas pueden aprender a ignorar sistemáticamente factores como etnia o género y centrarse solo en los indicadores de potencial del candidato. 🤖
Por eso, el futuro de la selección de talento no está en elegir entre humano vs. IA, sino en combinarlos de manera inteligente. Un equilibrio entre el toque humano y el dato duro nos permitirá hacer una selección más acertada y justa. 💼✅
El verdadero reto está en ser conscientes de nuestros sesgos. Si somos capaces de reconocerlos, podemos reducir la imprecisión de dejar ir a personas que, aunque no tengan una personalidad tan llamativa, tienen las habilidades que realmente necesitamos para enriquecer el equipo. 🎯 Como lo dice Jose Luis Pinheiro, coach del silencio, en el podcast sobre sesgos.
“Si no generas diferencias en el sistema, el sistema se empobrece.” 🌍💡 La diversidad no solo es clave para un mejor desempeño, también es la base para un trabajo más enriquecedor y más humano.
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